Grupo 9

Yo me llamo Carlos  Hernández  migre de Venezuela a ecuador en busca de nuevas oportunidades y si lo logre encontré trabajo pero para esto tuve que pasar por mucho convencer a mi amigo para venir juntos me alegre cuando el acepto el tenia todas las ganas de salvar a su mamá de enfermedades nosotros salimos con poco equipaje nos pasó de todo robos y muy buenas personas el día que robaron la mochila Alejandro yo le compartí comida o en el momento que apareció aquel chófer y nos cambió la vida.

Antonio, Alejandro  y yo ahora somos muy buenos amigos aún recuerdo aquel día que Antonio  se ofreció a llevarnos y volver a recordar el momento que nos ofreció trabajo saltamos de la alegría no los podías creer en el momento yo cuento esta historia a mi esposa a mi hijo mientras que Alejando  cuánta la historia a u mamá que se pudo recuperar.



"Nuestro viaje" 

Hay historias que, por duras e injustas, cuesta comprender y, mucho más, explicar. Es el caso de las que protagonizan, día tras día, refugiados e inmigrantes, que se han visto obligados a dejar sus países de origen y han tenido que adaptarse a un nuevo mundo. Son vidas que conocemos a través de los medios de comunicación o que, incluso, forman parte de nuestro entorno más cercano, pero que a veces están marcadas por el desconocimiento .En  ocasiones, estas situaciones migratorias que pueden ser muy enriquecedoras, a veces son también fuente de problemas y prejuicios.

Carlos Hernández tiene 45 años, migró de Venezuela a Ecuador en busca de empleo. En su trayectoria a Ecuador conoció buenas y malas amistades, como es el caso de Alejandro Tomalá su fiel amigo de viaje. Alejandro convenció a Carlos y decidieron emprender un viaje. Alejandro estaba pasando por una situación muy difícil, su madre se encontraba grave de salud y necesitaba urgentemente medicamentos, lo cual obligó  a migrar.

Transcurrió el tiempo y empezaron su viaje. Con una mochila  con poco equipaje y alimentos enlatados, que difícilmente alcanzarían para el viaje. Juntos cruzaron la frontera agotados, no lucían bien y en ocasiones el cansancio los obligaba a detenerse. El  tiempo pasaba muy rápido pero el optimismo por llegar a su destino era más fuerte. Algunos  días dormían en gasolineras y en  lugares donde muchas personas transitaban a diario. Debían descansar, pero Alejandro no se percató que había dejado su mochila a un costado de la calle, entonces pa lo que más temía, que su mochila desapareciera. Carlos al notar la pérdida  de la mochila  le dijo: no te preocupes yo te comparto de mi comida, sólo faltan 3 días para llegar. Mejor descansemos un poco más y mañana seguiremos con el viaje. Al día siguiente continuaron su camino, partieron desde la gasolinera a las 5 de la mañana y caminaron por 3 horas, hablaban de cómo sobrevivir en  Ecuador. Pasaron los días  y llegaron a  su destino, se notaba la emoción en sus rostros, después de tanto sacrificio lo consiguieron. Hicieron un último esfuerzo para llegar a la ciudad de Quito, lastimosamente Carlos tuvo una lesión en el tobillo, era muy difícil que lograra mantenerse en pie. Alejandro hizo lo posible para que su amigo no se detuviera, lo vendó con una de sus prendas, luego de varios minutos, Carlos logró estabilizarse. Un camión se detuvo el conductor, al ver la situación de Alejandro se acercó a la ventana y les dijo: Muchachos: ¿A dónde van?, Alejandro respondió: nuestro destino es Quito, pero mi amigo no puede caminar. El conductor ofreció llevarlos, por casualidad todos se dirigían al mismo destino, cargaron su equipaje y subieron al camión. El tiempo no se detenía y el destino se acercaba cada vez más. Finalmente llegaron, Carlos y Alejandro  no  tenían idea de lo que iban  a hacer en la ciudad. Buscar un trabajo era su mejor opción y su prioridad en esos momentos. Al conductor del camión le pareció una buena idea darles una oportunidad para que trabajen y les dijo: ¿Ustedes desean trabajar conmigo? Alejandro y Carlos no lo podían creer después de días caminando y todo el esfuerzo que habían hecho al final dió frutos. Hoy día se encuentran en una empresa de transporte de alimentos en el área de bodega. Gracias al trabajo Alejandro puede ayudar a su mamá para medicamentos y comida, mientras que Carlos se casó y tiene un hijo y busca cada día ser un mejor padre y darlo todo por su familia.

FIN


El presente trabajo lo dedicamos principalmente a Dios, por ser el inspirador y darnos fuerza para continuar en este proceso de formación académica. A nuestros padres, por su amor, trabajo y sacrificio en todos estos años, gracias a ustedes hemos logrado llegar hasta aquí́ y convertirnos en lo que somos. A todas las personas que nos han apoyado y han hecho que el trabajo se realice con éxito en especial a aquellos que nos compartieron sus conocimientos








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